EL ALMA ESTÁ EN ORSAI by BibSarmiento on Scribd
- Biblioteca Popular Sarmiento
- Argentina
- Av. Juan Domingo Perón 3065 - Valentín Alsina - Lanús Oeste (1822) - Pcia. de Buenos Aires - Tel.(011)34562260 - WhatsApp: +5491134562260 E-mail: bsarmientoconsultas@yahoo.com.ar
viernes, 17 de septiembre de 2010
jueves, 16 de septiembre de 2010
lunes, 13 de septiembre de 2010
martes, 7 de septiembre de 2010
Taller Literario
AIRE Y CUERO
lunes, 6 de septiembre de 2010
Exposición sobre Valentín Alsina
Valentín Alsina
cumple
135 años.
Los esperamos para recorrer momentos de nuestra historia...
viernes, 20 de agosto de 2010
Gimnasia Fusión
Consultas e inscripción en secretaría.
jueves, 19 de agosto de 2010
Jazz en la biblio
martes, 17 de agosto de 2010
Taller Literario
Joven era yo cuando escuché mi primer tango, mi papá me contaba sobre Gardel, Goyeneche, Marino, Reyes, Córdoba, Sosa y demás zorzales que no se me viene a la mente en este momento, pero sí recuerdo ese primer tanguito que escuché en ese cafetín situado en la esquina de mi casa, tenía un aire melancólico pero sin olvidar el paso malevo o compadrón que lo caracterizaba, hablaba acerca de viejas pasiones o amores traicioneros.
En esos tiempos terminábamos de comer con mi papá en aquel cafetín para luego volver a la fábrica de Don Abstemio donde se agachaba el lomo y nunca pero nunca se hablaba de otra cosa que no fuera trabajo.
Papá me había recomendado y estaba a prueba con el sueldo mínimo, igual me conformaba porque me alcanzaba para darme algunos gustos y para poder ayudar a mamá con los gastos de la casa.
Recuerdo que pasaban los señoritos bien por adelante mío con sus zapatos lustrados, sus trajes nuevos, sus pañuelos de seda y sus sombreros negros… y eso a mí me daba una envidia…
Pero después de un tiempo y luego de romperme el alma juntando peso sobre peso pude comprarme esos zapatos y ese traje que tanto quería tener y que antes no podía comprar.
Aunque debo decir que siempre era lo mismo, me levantaba, desayunaba, iba a la fábrica, salíamos a comer, de vuelta a la fábrica, salíamos a la nochecita, íbamos a casa, comíamos y a dormir, para de vuelta mañana hacer la misma rutina, esa vida monótona amenazaba con quitarme mi fresca sonrisa juvenil, pero el tango siempre fue mi as bajo la manga y en el explotaban todas mi emociones tanto buenas como malas.
Un día entré a la fábrica más cansado que nunca y estaba trabajando justamente en una de las máquinas que daban a la única ventana de mi sector cuando a pesar del ruido pude escuchar un “Mi Buenos Aires querido”, su voz era inconfundible se trataba del zorzal criollo “Carlos, Carlos Gardel” me dije a mí mismo con gran emoción.
Y se imaginarán que no me pude contener ni un segundo, así que al ver al capataz le pedí permiso para ir al baño del fondo, ahí nomás me escapé por la ventana.
Llegué hasta donde estaba Carlos corriendo a lo conejo y con la lengua para afuera, ahí se encontraba, en el cafetín, cuando terminó la canción salgo a su encuentro.
-Grande Carlos- le dije al zorzal criollo.
-¿Qué hacés pibe por acá, no tendrías que estar laburando vos che?- me dijo Carlos con una sonrisa de oreja a oreja
.
Estuvimos hablando un buen rato y…
-¡Abuelo, abuelo, despertate que ya es tarde!
-¿Carlos?
- No abuelo, soy Matías ¿de vuelta soñabas con Gardel?
-Sí, sí, siempre sueño con él.
-Pero ¿alguna vez lo llegaste a conocer abuelo?
-No, pero que lindo hubiese sido.
Esquina desierta y el eco de tu voz ahora solo suena en los tocadiscos, máximo exponente del tango, no cabe la menor duda que aunque te fuiste a una edad temprana siempre estarás entre nosotros, los argentinos.
viernes, 30 de julio de 2010
Taller Literario
En esta primera entrada un texto de su Coordinador...
CARTAS
Uno escribe cartas para contarle a otro lo que no sabe de sí.
Uno escribe para caer a un precipicio y ayudarse a salir. Escribe porque un fantasma lo atormenta y la única forma de enfrentarlo es dispararle con tinta. Apuñalarlo una y otra vez en cada tecla, en cada enter y en cada deleter.
Así puede volverse a la infancia, a la adolescencia, a antes de ayer, sólo así: escribiendo y mojando el lápiz con la lengua aunque nunca se entregue la carta, aunque nunca sea visto ese impulso feroz.
Se escribe porque sí, a veces porque no, otras porque tal vez.
Se garabatea el silencio, se dibuja torpemente o se aprieta demasiado la pluma aunque ahora no se manche.
Siempre se tarda en redondear la idea primigenia para entregarla azul.
Uno escribe sin saber, elige un destinatario, le pone nombre de mujer pero tantas veces se la envía a sí mismo, a su parte de mujer.
Escribe uno porque aprendió a leer, porque es osado en eso, porque si no dónde hay que arriesgar la vida, el sentido de todo.
Maravilla es poder embellecer, acariciar el instante, ese picaflor que se va.
En alguna parte está naciendo alguien que nos va a responder.
Alberto Extremera